viernes, 26 de noviembre de 2010

No te quedes quieto

Nada está quieto, la vida corre por donde quiera que miremos. La enorme madre Naturaleza ha sido siempre el mayor libro de instrucciones de esta vida en la que creemos que nos sueltan sin saber cómo desenvolvernos. En ella lo vemos, todo se mueve, continuamente; todo nace, renace, crece, da frutos, entiende y muere, sólo para dar más vida. Todo es parte de todo y su esencia es el movimiento, eso sí, lleno de consciencia.

¿Cómo podemos quedarnos quietos? Cómo podemos estar parados en el mismo lugar que hace dos años, en el mismo sentimiento, en las mismas circunstancias. El agua estancada se acaba estropeando, mientras que la más fresca está en los ríos que no dejan de fluir. ¿Será eso lo que, en ocasiones, nos pasa?

Es cierto que también hay lagos, preciosos, que nos reflejan la belleza de lo que les rodea y del mismo cielo, todo bien conjugado en un paisaje (que como todos nos habla de la vida). Pero esos lagos suelen tener una corriente interna, una entrada y salida de agua, un movimiento que les hace mantenerse vivos, aunque parezcan los mismos. Y es que el movimiento interno es tan nutritivo y vivificante como el externo, y mucho más necesario.

El cambio físico, las nuevas empresas y propósitos, los retos, movidos todos por nuestras más profundas motivaciones, son los árboles de nuestro jardín interior. Vamos plantando, recortando, escogiendo, o simplemente admirando y disfrtuando de esa misteriosa obra que somos nosotros mismos, que es la vida en sí misma.

NO te quedes quieto, no puedes, no es tu naturaleza. Ni te muevas sin un motivo real ni sin conocer tu sentido. Si no sabes qué hacer ahora, comienza a moverte por dentro, conócete, encuéntrate, halla el sentido. Todo comenzará a vibrar a tu al rededor.

Camina, con eso basta.

viernes, 19 de noviembre de 2010

por qué hacemos lo que hacemos?

Un hombre de negocios norteamericano estaba en el embarcadero de un pueblecito costero de México cuando llegó una barca con un solo tripulante y varios ATUNES muy grandes. El norteamericano felicitó al mexicano por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo había tardado en pescarlo. El mexicano replicó: Oh! Sólo un ratito.
Entonces el norteamericano le preguntó por qué no se había quedado más tiempo para coger más peces. El mexicano dijo que ya tenía suficiente para las necesidades de su familia. El norteamericano volvió a preguntar: ¿Y qué hace usted entonces con el resto de su tiempo? - El mexicano contestó: - Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, duermo la siesta con mi mujer, voy cada tarde al pueblo a tomar unas copas y a tocar la guitarra con los amigos. Tengo una vida plena y ocupada, señor.
- El norteamericano dijo con tono burlón: - Soy un graduado de Harvard y le podría echar una mano. Debería dedicar más tiempo a la pesca y con las ganancias comprarse una barca más grande. Con los beneficios que le reportaría una barca más grande, podría comprar varias barcas. Con el tiempo, podría hacerse con una flotilla de barcas de pesca. En vez de vender su captura a un intermediado, se la podría vender al mayorista; incluso podría llegar a tener su propia fábrica de conservas. Controlaría el producto, el proceso industrial y la comercialización.
Tendría que irse de esta aldea y mudarse a Ciudad de México, luego a Los Ángeles y finalmente a Nueva York, donde dirigiría su propia empresa en expansión.
- Pero señor, ¿cuánto tiempo tardaría todo eso? - De quince a veinte años. - Y luego ¿qué? - El norteamericano soltó una carcajada y dijo que eso era la mejor parte: - Cuando llegue el momento oportuno, puede vender la empresa en bolsa y hacerse muy rico. Ganaría millones. - ¿Millones, señor? Y luego ¿que?
- Luego se podría retirar. Irse a un pequeño pueblo costero donde podría dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con sus nietos, hacer la siesta con su mujer e irse de paseo al pueblo por las tardes a tomar unas copas y tocar la guitarra con sus amigos.
Bueno, pero eso es lo que hago ahora señor ¿Por qué tengo que esperar veinte años?

Este cuento es una versión del original "El pescador satisfecho" de Anthony de Mello, libro El canto del Pájaro.

¿Por qué hacemos lo que hacemos?

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Las vueltas del coaching

¿Alguna vez has plantado un rosal? ¿o cualquier otra planta?

Tú lo pones en la tierra y sabes que saldrá y que será precioso, pero no inmediatamente.
Así que esperas, lo miras, confías, y eso sí, lo riegas, lo abonas y le quitas las malas hierbas...

Alguien que no conozca cómo crecen las plantas te diría...¿qué haces regando ese trozo de tierra? ¿quitándole lo que le estorba? Ahí no hay nada.
Pero tú, que sabes lo que esperas, lo que plantaste y por lo que trabajas cada día, sabes que de ahí saldrá tu planta...tu objetivo, tú